¿Cuántas inteligencias existen?

A lo largo de la historia reciente de la ciencia se ha desatado un debate sumamente interesante respecto a la inteligencia y su número. Por resumir, mientras los miembros de un bando aseguran que no solo hay una sola inteligencia sino que existen varias; los del otro aseveran que solamente existe una, que es la que aglutina todas nuestras capacidades. Esta inteligencia aglutinadora, conocida como “g” es la que entra en juego cuando debemos hacer uso de nuestras facultades.

Siguiendo esta última postura, sería un error dividir nuestras capacidades en compartimentos estancos. Cada una de ellas estará condicionada, y será parte, de esa inteligencia general. Ateniendo a la primera, por el contrario, una persona puede ser buena con el lenguaje y nefasta con los números, o ser un crack en aquellas actividades que requieren una buena capacidad viso-espacial (moviéndose por la ciudad utilizando un mapa, por ejemplo), pero un perfecto inútil con el lenguaje.

En este lado de la trinchera, nos encontramos con el psicólogo norteamericano Howard Gardner y su teoría de las inteligencias múltiples. Así, nos encontramos con 9 tipos de inteligencias diferentes: la lingüística, la lógica-matemática, la musical, la espacial, la corporal-cinestésica, la intrapersonal o social, la naturalista y la existencial. También a Daniel Goleman y su inteligencia emocional (de la que ya hemos hablado aquí).

Sin embargo, para Roberto Colom, catedrático de psicología en la Universidad Autónoma de Madrid, todas estas teorías son sencillamente mentira. La inteligencia es una pero «gurús mediáticos como Howard Gardner, Robert Sternberg o Daniel Goleman han logrado convencer a bastantes ciudadanos de lo contrario».

El caso es que un reciente estudio, aporta pruebas al bando de los que piensan como Colom. Esta investigación demuestra que «lo que queda cuando se descuenta la capacidad general (g) es ruido sin valor para el cerebro». Es decir, «si alguien es muy bueno con el lenguaje es mucho más probable que improbable que también lo sea con los números y en el procesamiento viso-espacial».

Sin embargo, sucede que hay gente muy buena en su capacidad lógica-matemática pero con nula capacidad empática. Y de eso el estudio citado no dice nada. Como mucho se puede concluir que la capacidad lingüística, la matemática y la espacial están relacionadas entre sí o incluso que son solo una. ¿Pero qué sucede con nuestra capacidad para relacionarnos, para comprender al otro…? ¿Acaso es que eso no forma parte de nuestra inteligencia (sobre todo si la entendemos como nuestra facultad para resolver problemas)? Una o múltiple, no creemos que haya un bando ganador. Aunque, tenemos que reconocer, consideramos un error no atender a la inteligencia emocional (o como queramos denominarla) si es que algún día queremos llegar a conocernos a nosotros mismos.

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