Cuidemos la infancia, cuidemos nuestro futuro

Lo mismo que no deberíamos suponer departamentos estancos al cerebro y al cuerpo, porque sabemos que no ha lugar para tal diferenciación, que cuidando uno cuidamos el otro, tampoco podemos separar la ciencia y las cuestiones sociales. Por eso, de vez en cuando, en este blog hablamos de temas que quizás algunos no consideren estrictamente relacionado con salud cognitiva, con los avances y la investigación científica. Así ocurre con el que vamos a tratar esta semana (por otra parte, tema que ya hemos tratado con anterioridad).

Recientemente se ha dado a conocer el informe de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS) 2010 que pone de manifiesto que la salud no depende en exclusiva de la atención sanitaria, como por otra parte ya sospechamos todos.

El número y la calidad de los hospitales de un país, aunque es un dato objetivo importante y positivo, no es suficiente para establecer que las personas de dicho país se encuentran en mejores condiciones de salud. Para ello, es mucho más interesante atender al estilo de vida, trabajo, educación, el estado del agua… Y, todo ello, conectado en la infancia. Porque cuanto peor sea la situación actual de los niños y niñas, peor será su futuro.
Los primero años de vida son cruciales en nuestro desarrollo tanto físico como cognitivo. Así que un niño y una niña bien alimentados, que asistan a la escuela… Tendrán más papeletas para ser adultos sanos.

El problema, como refleja la SESPAS, es que España está a la cola de en inversión educativa y, por el contrario, a la cabeza en abandono escolar.

Cuando hablamos de cuidar nuestro cerebro, de realizar ejercicios cerebrales, para tener una vejez mucho mejor, más saludable, damos por hecho que en nuestra infancia y adolescencia hemos desarrollado nuestras capacidades cognitivas. Pero desgraciadamente no siempre es así. Hay muchos niños que no tienen esa suerte, algo que debería cambiar cuanto antes, por el bien de todos.

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