La meditación se trata de un estado de intensa concentración en que entra la persona que la practica. Como tal es una definición escasa, pero tampoco es nuestra intención hacer un análisis exhaustivo de la misma. Además, cualquiera pueda consultar alguna de las cientos de páginas webs que existen al respecto. Sin embargo, era necesaria una pequeña introducción, para exponer el estudio del que nos hacemos eco esta semana.Y es que esta semana un grupo de investigadores de la Universidad de California en Davis (UCDavis) y de la Universidad de California en San Francisco (UCSF), han presentado las conclusiones de un estudio que han desarrollado durante los últimos meses. Básicamente, la meditación interviene de forma directa en la producción de telomerasa, que a su vez, mantiene la salud celular del organismo.
Además, según el estudio, la meditación redunda de manera positiva en el bienestar psicológico, mejorando el control percibido, la atención y el sentimiento de propósito vital.
El control percibido consiste en la creencia de poseer la capacidad de modificar nuestras propias vidas influyendo en las cosas importantes que nos suceden, siendo capaces de lograr los cambios deseados por nosotros mismos. En definitiva, creer en nuestras posibilidades y capacidades.
La atención, por otra parte, consiste en considerar lo que nos sucede de una forma no reactiva. Siendo capaces, de esta manera, de ponderar lo sucedido y tomar mejores decisiones.
Por último, el sentimiento de propósito vital apela al sentido de nuestra vida, a que naturalmente lo tiene, a que es un conjunto conectado con valores y con objetivos a largo plazo.
Los tres apartados son principalmente positivos para nuestra autopercepción, para tomarnos como personas que importan, con valores y objetivos, capaces de tomar sus propias decisiones, de seguir (como se suele decir) su propio camino. Y qué duda cabe, que esto es muy importante para el estado de nuestra salud cognitiva. Y, también, por qué no, de nuestra felicidad.
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