Salud cognitiva y malnutrición

salud cognitiva y malnutriciónHace un par de semanas, en nuestro artículo la salud y la malnutrición, nos hacíamos eco de una noticia de elmundo.es, que a su vez referenciaba a The Lancet, en la que se aseguraba que uno de los puntos que se iban a tratar en las reuniones del G-20 y G-8 era la salud. Se trataba, refresquemos un poco la memoria, del dinero que invertirían los países poderosos en los países desarrollados. Para que esa inversión diese su fruto, asegurábamos, que no era suficiente con invertir en medicamentos. Es necesario, fundamental y crucial, acabar con la malnutrición a nivel mundial. De esa forma se incidirá de manera positiva en la salud, en su sentido amplio. Porque, así manteníamos en nuestro artículo, evitar la malnutrición infantil significa mejorar la salud cognitiva de ese niño cuando sea adulto.



Recordamos lo anterior como preámbulo para presentaros el estudio que ha llevado a cabo la Michigan State University. Tras analizar a más de 15.000 (15.444) personas que participaron en el Chinese Longitudinal Healthy Longevity Survey los investigadores han llegado a la conclusión que una mala alimentación en la infancia provoca un peor estado de la salud cognitiva en la vejez. En concreto, por los datos analizados, más del 35% de las mujeres que padecieron hambre en la infancia sufren deficiencias cognitivas cuando llegan a los 65 años (o más). En el caso de los hombres el porcentaje cae hasta el 29%.

Si como asegura Zhenmei Zhang, una de las investigadoras del estudio, actualmente en todo el mundo hay 178 millones de niños menores de 5 años que a causa de infecciones y de la malnutrición tienen problemas en su desarrollo, la situación es alarmante.

Si es una imposición moral acabar con el hambre que padecen millones de personas en el mundo, lo es todavía más luchar para que todos los niños tengan una alimentación adecuada para su desarrollo físico y cognitivo (siendo esta una manera muy eficiente de evitar enfermedades tanto físicas como cognitivas futuras). Recientemente Malawi ha logrado reducir del 50% al 44% los niños con problemas de desarrollo. Y lo ha logrado sin hacer caso a lo que dictan las autoridades mundiales económicas. Su caso es digno de ser estudiado, ya que puede ser un ejemplo a seguir para conseguir uno de los objetivos del Milenio para 2015: reducir el hambre a la mitad.

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