¿Qué es la esquizofrenia?

La esquizofrenia [que etimológicamente proviene de las palabras griegas schizo (escisión) y phrenos (mente)], es un trastorno mental, o conjunto de ellos, que de manera crónica altera la percepción de la realidad del que la padece. El esquizofrénico debido a las alteraciones cognitivas producidas por la enfermedad, suele tener ideas delirantes y alucinaciones, no es capaz de trazarse metas, estimularse y, normalmente, a causa de esa incapacidad de percibir la realidad “como es”, no es consciente de ser esquizofrénico y, por tanto, de estar enfermo. Sin embargo, el entorno sí nota esa disfunción en el comportamiento por lo que es habitual que el esquizofrénico se vea aislado y sea visto un problema para la familia (en el mejor de los casos). Lo que, naturalmente, agrava la situación del esquizofrénico. Considerarse un problema, sin acceso a un trabajo fijo debido a su conducta errante, escindido de las personas que lo rodean… le lleva a un mayor aislamiento y a un empeoramiento de la enfermedad.

Se calcula que en España cerca del 1% de la población (unas 400.000 personas) padecen la enfermedad, aunque teniendo en cuenta que no todos los esquizofrénicos han sido diagnosticados, la cifra es probable que sea mayor.

Es fundamental, como en otros muchos tipos de enfermedades (por no decir en todos), un diagnóstico temprano (la esquizofrenia aparece normalmente entre los 15-25 años en hombres y 25-30 años en mujeres) y un tratamiento adecuado. No sólo a través de fármacos, quitarlo de en medio mediante la sedación no es una solución ni justa ni digna, sino capacitándolo y para ello es fundamental la socialización y una autopercepción adecuada.

Como hemos dicho la esquizofrenia es una enfermedad crónica (aunque se puede vivir con ella, recordemos al premio nobel de matemáticas, John Forbes Nash, retratado en Una mente maravillosa) y tampoco se sabe mucho sobre ella. Aunque esta semana, y por eso hemos decidido hablar sobre ella, un grupo de investigadores del Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM), han dado a conocer un estudio realizado por ellos mismos, por el que demuestran que «existen alteraciones en la estructura cerebral, tales como un aumento del volumen de los ventrículos laterales y la disminución del volumen cerebral total, que son propias y específicas de las fases iniciales de la esquizofrenia».

Es una muy buena noticia ya que puede ayudar mucho en el diagnóstico de la esquizofrenia y, por tanto, en que el enfermo reciba un tratamiento adecuado antes.