Cómo afrontar la depresión (parte II): la importancia del yo

Afrontar la depresión conlleva luchar en muchos frentes, pero que se pueden reducir en uno solo: dotar de sentido a nuestra vida. No tiene por qué ser algo metafísico, es suficiente con que creamos que merece la pena levantarse por la mañana para ir a trabajar, que somos valiosos, que nuestra vida sirve para algo.

La semana pasada asegurábamos que una de las formas, uno de esos frentes abiertos, de luchar contra la depresión es la amistad. Tratar de cultivarla, de afianzar las relaciones que tenemos desde hace muchos años y hacer nuevas. Mantener un vínculo fluido con la gente que nos rodea, con nuestros seres queridos; consolidar un grupo de personas a las que podamos contar lo que pensamos y sentimos, y a la inversa, que ellas puedan contarnos a nosotros lo que les pasa. Sentirnos vinculados a nuestro entorno, sentir que somos necesarios para los demás, para personas que nos parecen importantes y a las que queremos, es una respuesta muy efectiva frente a la depresión.

Pero además de todo lo anterior, a parte de esa relación con nuestro entorno externo a nosotros mismos, también tenemos que cultivar una relación fluida con nosotros, con eso que se llama habitualmente el interior de cada persona.

Es indiferente el nombre que quedamos darle pero como hay que llamarlo de alguna forma nos decantaremos por el yo.

Si tenemos la autoestima baja, si no nos respetamos, si creemos que no valemos para nada, que cualquier cosa que hagamos o estará mal hecha o importará de poco… A parte de estar siendo terriblemente injustos con nuestro yo, estaremos creando un caldo de cultivo formidable para que surja la depresión.

Cuando entramos en ese círculo vicioso del autodesprecio o, cuanto menos, de la infravaloración del yo, quizás parezca imposible salir pero aunque no sea fácil es posible.

Para empezar tenemos que cuidarnos. Canalizar nuestros gustos en actividades que podamos llevar a cabo (leer, ir al cine, pasear por el monte o hacer iglesias con palillos, da lo mismo). A pesar de que el ritmo diario nos lo ponga difícil, tenemos que guardar tiempo para llevar a cabo esas actividades que nos gustan (como hemos dicho, sean las que sean).

También es importante que seamos conscientes de que la sensación de vacío es más común de lo que se pueda pensar pero que se puede (y se debe) afrontar dando un paso adelante. Es decir, viviendo.

Ante la aparente futilidad de lo que hacemos, es fundamental seguir haciendo, hacer cosas que nos gustan y disfrutar haciéndolas. Ante la supuesta vacuidad de nuestras relaciones y de las personas que nos rodean, debemos tratar de hacer nuevas amistades, de conocer mejor a las que ya tenemos y tratar de ayudarles en lo que podamos.

Hay muchas formas de dar sentido a nuestra vida, pero dos son los pilares para conseguirlo: un yo sólido, autoafirmado, y una rica y variada red de amistades, a las que realmente queramos y nos quieran.

Imagen:
http://www.con-psicologia.com/como-mejorar-tu-autoestima-3-pilares-basicos-para-mejorar-la-autoestima/

Comentarios